
Pasamos dos semanas en Bélgica paseando por sus encantadoras ciudades, comiendo gofres, bebiendo cerveza, buscando bichillos, haciendo composteras… pero sobre todo compartiendo momentos con
viejos y nuevos amigos.
El principal motivo de querer llegar pronto a Bélgica fue precisamente para celebrar el cumpleaños de la que ha sido mi mejor amiga desde los 13 años, Ana, y que a pesar de que
el gran océano Atlántico nos separó hace 16 años, todo sigue “como siempre”, un lujo tener amistades que superan fronteras de espacio y tiempo! Nuestra llegada fue parte de su fiesta
sorpresa de cumpleaños donde por supuesto no faltó la piñata mexicana y las mañanitas.


Bruselas, capital europea… y lluviosa!
Por supuesto hicimos la visita de rigor a la capital. Entramos al PALACIO REAL aprovechando que había entrada gratuita ya que no siempre es así, y después de admirar tanto lujo entre blancos y dorados, la ruta terminaba
en una sala con un techo completamente cubierto por élitros del escarabajo joya verde (Sternocera aequisignata). 1.6 millones de escarabajos utilizados
para decorar no sólo un techo sino hasta una lámpara! He de decir que la vista es impactante, aunque la idea no es precisamente lo que más me gustó, por muy “chic” que pueda parecer.

Una visita obligada es la GRAND
PLACE, o la plaza mayor, en el centro de la ciudad, rodeada de bellas fachadas de mansiones y casas señoriales. La PLACE DE LA BURSE, o plaza de la bolsa, antes situada en una concurrida avenida que recientemente han hecho zona peatonal para paseo y picnic, y es curioso el contraste
entre mesas de picnic y la fachada del gran banco como telón de fondo.


Pasamos por el famoso MANNEKEN PIS, o niño que hace pipí, que a veces disfrazan conmemorando algún acontecimiento, y justo pudimos verlo disfrazado de
guardia. Uf! Esto cansa más que subir montañas! Así que nuestra ruta urbana duró sólo unas horas, tiempo suficiente para una visita general, especialmente si empieza a llover y decide no parar…
aunque parece que los belgas están más que acostumbrados y continúan paseando, yendo en bici, etc. Aún no nos hemos adaptado tan bien los que venimos del secano. Aún así con día lluvioso, fuimos
a ver el famoso ATOMIUM en las afueras de Bruselas, una escultura gigante que representa un cristal de hierro y
que ha convertido en icono de la ciudad desde la Expo de 1958.


Gofres, cervezas, patatas fritas…
Después de probar los quesos de l’Auvergne volvimos a pecar y esta vez probamos las especialidades belgas, aunque no
precisamente saludables… pero sí muy ricas!!! Por 2 euros probamos el GOFRE DE LIEJA, tiernecito con azúcar en el interior, mmm! Existe también el gofre de
Bruselas mucho más grande y seco, pero nos quedamos con este.

Probamos las PATATAS FRITAS en un quiosco de la Place Jourdan, donde resulta que las cervecerías de alrededor te dejan llevar esas patatas a sus locales y consumirlas allí junto a tu
CERVEZA, una simbiosis perfecta! Así que hicimos un 2 en 1. Qué rica la cerveza belga! Si te descuidas llega hasta
los 12º de alcohol, pero es que hay tanta variedad y calidad que uno no sabe qué elegir!… Por supuesto un bar en Bruselas no es barato así que, nos dimos el capricho de probar alguna cerveza
más pero comprándolas en el súper (las mismas, pero mucho más baratas). Cervezas belgas perfectas para acompañar una comida típica belga que nos hicieron Ana y Adrien: CHICON AU GRATIN (o endivias gratinadas), ex-qui-si-tas, y con versión vegetariana extra-queso por supuesto!


Paraíso para los amantes del comic
No sé si casualidad o no, pero dos de los dibujantes de cómic más famosos son belgas, Peyo, autor de los
Pitufos (o su impronunciable nombre en francés Schtroumpfs) y Hergé, creador de Tintin. Así que no es de extrañar encontrar innumerables tiendas de cómic en las calles de Bruselas, un museo
dedicado a Hergé en Louvain-la-Neuve (muy recomendado y con audioguía en español) y hasta un festival de comics en plena capital, y justo cuando llegamos! Así que pudimos ver cosas tan curiosas
como superman sobrevolando el Palacio Real, una banda musical de pitufos o los Stormtroopers desfilando junto a Lucky Luke.


Una de las cosas que más me gusta de las grandes capitales, ya que no soy muy amante de pasar demasiado
tiempo en las grandes ciudades, son sus enormes parques. Algunos incluso son pequeños bosquecillos, donde no se puede ni ver ni oír la vorágine urbana y sin embargo están inmersos en la ciudad.
Yo diría que funcionan como oasis para recargar pilas cuando se vive rodeado de tráfico y asfalto. Uno de estos oasis en Bruselas es el BOIS DE LA CAMBRE, un gran parque al sureste de Bruselas, que finamente se une con un bosque, y donde es normal pasar el fin de semana de picnic. Y eso hicimos, ensalada
de pasta y vino blanco para celebrar el (día exacto) del cumpleaños de Ana, y el último día de calor del año, literalmente.

Humedal en la frontera con Holanda: het Zwin
Visitamos un poquito de la costa muy cerca de Holanda, en busca de naturaleza y algún animalillo. El mar
del norte no es precisamente una playa mediterránea, así que en vez de toalla, chanclas y bikini, nos armamos con botas, pantalones y chubasquero a recorrer la playa, aprovechando la bajamar. En
el humedal het Zwin que limita con la playa, pudimos ver varias aves acuáticas como ostreros, barnaclas canadienses, zampullines, cormoranes, gaviotas, somormujos, patos, espátulas y zarapitos.
Por desgracia no pudimos recorrer mucho más esta zona porque estaba prohibido el paso, pero nos conformamos con esta probadita de naturaleza después de unos días por la capital belga.


Dos ciudades de postal: Brujas y Gante
Los canales siempre dan cierto encanto a cualquier ciudad, y este es uno de los atractivos de estas dos
ciudades de la zona flamenca de Bélgica. BRUJAS es una ciudad de estética
muy cuidada que conserva su estilo medieval. Casitas altas con tejados escalonados y de diversos colores adornan sus calles y plazas. La Grote Markt es la plaza principal donde también podemos
ver distintos edificios medievales, su campanario, y miles de turistas y carruajes. Otra plaza principal es la plaza Burg, muy cerca de la anterior y rodeada también con bonitas casas, una
basílica y el Ayuntamiento. Aunque simplemente pasear por las calles, cruzar los puentes y descubrir rincones ya es de por sí una bonita experiencia.



Nuestro paso por GANTE fue
más rápido en gran parte debido a que es imposible aparcar medianamente cerca del centro sin que te cobren demasiado por ello. Así que, después de buscar sin éxito donde aparcar, decidimos
aprovechar algo maravilloso de los parquímetros belgas que es parking gratis los primeros 15 minutos. Y así, en fracciones de 15 minutos y por supuesto con lluvia, pudimos ver el centro de Gante.
Da igual si llueve, si está anocheciendo o si hay que ir a ponerle un ticket al coche, Gante también nos impresionó. Una ciudad mucho más grande y ajetreada que Brujas, pero con el mismo encanto
medieval de canales, puentes, castillos, y edificios que se recortan como escalones hacia el cielo.



Después de dos semanas nos marchamos de Bélgica hacia
nuestro próximo destino. Muchísimas gracias Ana y Adrien por compartir tantas cosas con nosotros. Echaremos mucho de menos esos batidos de frutas, las risas compartidas frente
a una Sanctus dominicus, la típica comida belga hecha por mexicanas, los chilaquiles y quesadillas que recuerdan viejos y deliciosos momentos, las aventuras “dangerosas” con máscaras de gas,
las reuniones con amigos siempre tan amables, las partidas de dardos, el caballo chupamanos… Y por supuesto gracias por regalarnos este mapa que nos hace tanta ilusión, y que nos hará
recordarlos cada vez que crucemos una frontera. Gracias!!!

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