
En un principio nuestra idea es evitar las grandes ciudades, pero en Europa hay ciertas capitales
que seria impensable no visitar. París, la ciudad del amor, es una de ellas, pero… ¿y si visitamos la ciudad de forma diferente? La mejor opción para ver París de manera económica y mucho mas
verde, es la bici.

Decidimos dejar la furgo en el único camping que hay en la ciudad, cercano al parque “Bois de
Bolougne” y a tan solo 6 km de la Torre Eiffel, pero claro, agosto y París, significan 37€ por una sola noche para 2 personas y la furgo… Esto se sale de nuestro presupuesto “low-cost” lo
que significa que sólo podemos quedarnos una noche y que en tan sólo un día tenemos que darle duro a los pedales para verlo TODO!

Nuestro primer objetivo es la Torre Eiffel, que como bien sabréis y las películas de Hollywood nos
han enseñado, la torre se ve desde cualquier punto de la ciudad, ¿verdad? ¡pues NO! Los nervios de tener que enfrentarnos con coches, motos, personas y saber por dónde va el carril bici, hizo que
nos perdiéramos un poco, pero finalmente llegamos a la superantena.

Ciertamente es una locura circular en bici por París, hay que tener los sillines bien puestos para
enfrentarse a este gigante urbano, pero según recorríamos kilómetros empezamos a comprender el funcionamiento de los carriles bici y las señales exclusivas para los ciclistas que nos indicaban
por dónde y cómo podíamos llegar al siguiente destino.

Por suerte, entre tantos nervios y estrés con el tráfico parisino, podemos encontrar grandes zonas
donde poder relajarse un poco. Grandes parques como los Campos Elíseos, son pulmones para la ciudad y para los ciclistas.

Llegando al Museo del Louvre nos percatamos de una de las ventajas de conocer la ciudad en bici,
los miles de vendedores ambulantes cargados de réplicas de la torre Eiffel, nos ignoraban, veíamos como no paraban de intentar vender a cada turista que pasaba cerca, pero a nosotros, ni caso.
Según parece, el hecho de llevar nuestras propias bicis y que no fueran de alquiler, nos hacen parecer parisinos y por lo tanto no ser del interés para los vendedores, otro punto positivo para
las bicis!.

Lo cierto es que muchas ciudades españolas deberían aprender de París para gestionar y promover el
uso de la bicicleta en la ciudad. Para empezar, los carriles bus son exclusivos para autobuses, taxis y bicis, os aseguramos que tanto taxistas como autobuses respetan a los ciclistas. En las
grandes avenidas que el espacio lo permite, las bicis siempre tienen su propio carril. En la gran mayoría de calles que son dirección prohibida, las bicis tienen un carril en dirección contraria
al de los vehículos, con espacio suficiente y donde nuevamente los conductores de coches respetan al ciclista. Toda esta maraña que parece complicada esta muy bien señalizada constantemente, por
lo que finalmente circular en bici por París se convierte en una tarea fácil para conocer las principales atracciones turísticas de la ciudad.


A pesar de la distancia, no quisimos perdernos el barrio de Montmartre, un barrio bohemio que fue
cuna de famosos artistas, donde ahora las tiendas de souvenirs reinan en cada rincón. Aquí se encuentra el punto más alto de la ciudad, la basílica del Sacre Coeur. Las calles con adoquines y las
largas cuestas nos hicieron sudar de lo lindo, nos percatamos que éramos los únicos ciclistas en esas calles y con razón, menuda subidita!!, pero mereció la pena.


De vuelta al camping quisimos pasar por el arco del triunfo, el único punto de la ciudad donde más
vale que bajes de la bici y pases andando por la acera, el arco lo rodea una rotonda enorme donde confluyen multitud de avenidas y cientos de coches al mismo tiempo.

Lo mejor es
ver a padres e hijos pequeños que también iban en bici, a pesar de los carriles y las señales, daba un poco de miedo ver a niños circulando entre autobuses, tan cerca de coches y motos, pero
ellos, tanto niños como padres, lo veían normal y lo disfrutaban, lo cual es otro indicativo de que a pesar del caos, a las bicis se les respeta como otro vehículo más. Creo que los
políticos como representantes y nosotros como ciudadanos, podemos y debemos hacer un hueco a las bicis en nuestras ciudades, sin excusas.

Si te gustaría disfrutar de París en bici, el próximo 27 de septiembre celebran el día sin coches, un día perfecto para disfrutar de la ciudad de una manera un poco más relajada que de costumbre.