
Es curioso cómo sistemáticamente me encuentro el debate sobre el tema de cuál es el “secreto” que les permite a unos pocos dejarlo todo e irse a dar la vuelta al mundo, incluso durante
años. He escuchado comentarios de todo tipo “eso no todo mundo se lo puede permitir”, “hay que tener un sueldo fijo para poder hacerlo”, “si apenas puedo cubrir mis gastos, ¿cómo voy a permitirme
viajar?”, “no puedo dejar mi casa, mi familia…”, “claro puedes robar o estar dependiendo de la gente para comer y dormir” y hasta juicios que nos hacen en cada país que pisamos diciendo que
somos ricos. No lo somos, y podemos asegurar que en cuanto a dinero, contamos con lo mismo (y menos) que muchísimas de las personas que afirman que no pueden permitirse irse a viajar durante
una larga temporada.
También he observado que curiosamente, las opiniones sobre lo complicado que es viajar vienen de gente que no lo ha intentado, ni siquiera se lo ha planteado, a pesar de afirmar que es uno
de sus sueños.
Muchos viajeros han escrito sobre cómo lo consiguen, no es ningún secreto, y de hecho no hay más que preguntarles. Nosotros llevamos viajando un año y medio (bastante más para cuando leas este
post), y bajo mi punto de vista estos son los 3 “secretos” clave que nos han permitido conseguirlo:

TU DECIDES DÓNDE GASTAS TU DINERO
En esos debates sobre quién puede permitirse viajar a largo plazo, lo primero que sale a relucir es el dinero. Me han llegado a decir que para viajar hay que tener bastante dinero porque
mínimo se necesita para comida, gasolina y reparaciones del coche. ¡Por supuesto! Pero también se necesita dinero para no viajar, y pagar hipoteca o alquiler, luz, agua, internet,
teléfono, transporte, caprichos, etc. además de esa comida, gasolina y reparaciones, en caso de tener coche.
¿Te has planteado lo que cuesta cada cosa? Yo sí, y te invito a hacer un ejercicio muy ilustrativo:
1.
Suma cuánto te gastas al mes en: vivienda, facturas de agua, luz, gas, internet, comunidad de vecinos, teléfono fijo y móvil, transporte (ya sea público o tu coche),
comidas fuera de casa, imprevistos/reparaciones/multas, cursos, otros (regalos, caprichos, pagos extraordinarios). Pero súmalo de verdad! Si no, no hace falta que continúes el ejercicio. Si no lo
sabes, puedes empezar a anotar todos tus gastos (pero todos todos) y el próximo mes lo sumas.
Mi gasto mensual antes de viajar era de unos 900 euros, y no soy una persona muy gastadora, estoy segura de que esa cifra se puede multiplicar fácilmente.
2. Ahora imagina que estás un mes (o muchos)
viajando y calcula cuánto te gastarías al mes en comida, transporte y alojamiento. Ya sea viajando en furgoneta, autocaravana, hostales, transporte público, couchsurfing, etc. Está claro
que si tu idea de viaje es de hoteles, restaurantes y aviones no hace falta seguir con el ejercicio, ya te confirmo que sí hay que ser rico. Pero creo que si estás leyendo esto es porque
contemplas más maneras de viajar.
Yo he viajado en furgoneta (con mi pareja) durante varios meses seguidos y te puedo confirmar que mi gasto mensual medio es de máximo: 300 euros, que incluyen comida (125 euros), gasolina (85),
restaurantes (45) y otros gastos que incluyen absolutamente todo lo demás como campings, lavadoras, internet, parkings, reparaciones, etc. (50).
3. Observa bien ambos totales.
¿Cuál es mayor? En mi caso, quedarme en casa es 3 veces más caro que viajar.
Y curiosamente, viviendo en casa mientras soñamos con viajar, acabamos pagando todas esas facturas, aunque nos cueste llegar a fin de mes. Si realmente quieres viajar, ¿por qué no invertir en
ello ese dinero que tanto te cuesta conseguir?

Obviamente necesitamos dinero para comprar comida y transporte. Y para eso hay que trabajar y ahorrar. También he oído mucho eso de que “me es imposible ahorrar”. Pero ya que has hecho el
ejercicio anterior (y si no, te vuelvo a invitar a hacerlo, ya que es la clave para ahorrar) observa esa lista detallada de gastos. Si quieres ahorrar para viajar ¿Qué gastos puedes
evitar? ¿Cómo puedes conseguir un dinero extra? Aquí te dejo un buen artículo de El vuelo de Apis, donde
una familia de 5 personas cuenta cómo consiguió ahorrar 30.000 euros para irse un año a viajar.
Los ahorros tendrán su fin pero mientras tanto (y antes de que se terminen) tienes ese tiempo para buscar cómo generar dinero mientras viajas, ya sea trabajando allá donde vas, trabajo
online, etc. y por supuesto reducir al máximo los gastos para que el colchón de ahorros dure bastante.

Al igual que durante un viaje, estando en casa se puede administrar muy bien el dinero para ahorrar. Nos duele gastar 85 euros en gasolina al mes para viajar, pero no nos duele tanto la cenita
del fin de semana, los nuevos pantalones, o tener internet en casa (que al mes superan los 85 euros). No es un truco para viajar, es pura administración financiera que estoy segura que más
de uno hace a diario en su casa para pagar tantas facturas. Y yo lo hacía, pero sinceramente hasta que no empecé a anotarlo todo y ver realmente dónde ponía mi dinero, no tuve la
posibilidad de eliminar gastos.

Y este es el más difícil… Algunos lo llaman tener un par de narices, otros ser atrevidos o valientes, otros salir de tu zona de confort… pero a fin de cuentas se trata de una sola cosa:
vencer algo que nosotros mismos creamos y nadie más. Miedo a trabajar fuera de tu país, miedo a no saber cómo resolver los problemas que surjan, miedo a alejarte de los tuyos, miedo a
enfrentarte a opiniones contrarias, miedo a no entender otro idioma, miedo a quedarte sin dinero, miedo a que te pase algo. Y la lista podría ser eterna…
Aquí me voy a permitir contar un consejo que a nosotros nos ha sido muy útil: si hay algo que hemos aprendido al iniciar esta aventura y nos ha servido muchísimo para los momentos de miedo e
incertidumbre, ha sido preguntar a quienes ya habían superado ese mismo obstáculo. No hace falta ni conocerlos en persona, hoy en internet hay mucha gente accesible y sólo hay que
escribirles y preguntarles. De verdad que contestan!

Casi siempre las preguntas que les hacen a los que han hecho grandes viajes no son sobre las maravillas del viajar, sino sobre si le han robado, si han enfermado, si se han visto en una situación
peligrosa, etc. Y por supuesto que existieron estas situaciones, pero las resolvieron sin tener ni idea previamente. Si nos preocupamos ahora por todos los problemas que vendrán en el futuro,
no nos moveríamos del sillón (aunque hasta eso sería un problema en el futuro!). Cómo decía Herman Zapp “cuando lleguen los problemas ya les buscaremos solución”.
Además del dinero, he escuchado muchos motivos por los que no “se puede” viajar: por tener hijos, una casa, un trabajo fijo o no tener trabajo, o tener una edad. Obviamente, si quieres cambiar
tu vida y viajar, tienes que, precisamente, hacer cambios. Si quieres irte a viajar y que al regresar continúe todo exactamente donde lo dejaste, lamento comunicarte que eso no va a ocurrir,
ni yéndote con un bolsillo lleno de ahorros. Por supuesto que hay que renunciar a muchas cosas. Quizá debas vender o alquilar tu casa para tener dinero para viajar. Quizá debas plantearte un
viaje en familia educando a tus hijos en ruta (conozco a varias familias que lo hacen). Quizá debas renunciar a la seguridad del pago a final de mes y emprender un nuevo proyecto de negocio.
Quizá estar en paro es un momento perfecto para comenzar a viajar. Quizá no es tarde para salir a cumplir tu sueño de viajar (y si no puedes inspirarte con la abuelita
mochilera). Hay una frase que leí en medio de esos debates sobre poder viajar, y que resume muy bien todo esto:
“Si quieres estar como en casa, quédate en casa”

No os voy a negar que una decisión así no conlleva momentos de miedo, de debilidad, de mucha dudas, de preocupación. Por supuesto, y ¿qué no en esta vida?. En este aspecto confieso
que una pareja con tus mismos intereses ayuda mucho a tirar del carro en esos momentos. Pero no es requisito indispensable para hacerlo, y podría nombrar a muchos viajeros
“solitarios” que lo siguen haciendo.
Sin embargo, la recompensa de haber salido a cumplir tu sueño a pesar de toda esa montaña de dificultades que veías al principio, no tiene precio. Y son las experiencias lo único
que te puedes llevar allá donde te lleve la vida.
Si tu sueño es viajar
¿Realmente estás dispuesto a hacer todo lo necesario para conseguirlo?

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